Olli-Pekka Kallasvuo (mejor conocido como OPK) trabajó el Nokia por casi 30 años luego de que este septiembre pasado fuera reemplazado en su puesto como CEO por Stephen Elop.
¿Y en qué anda OPK estos días? En una nota de Helsingin Sanomat cuentan que el ex CEO de Nokia está disfrutando de una vida normal y ya rechazó docenas de ofertas para trabajar en distintas compañías y está planeando enseñar gestión de negocios a jóvenes. Kallasvuo sigue teniendo un lugar en la junta de Nokia Siemens Network, pero ahora a los 57 años realmente tiene tiempo libre para ir de compras, jugar tenis, leer biografías y hasta ver carreras de caballos (dice que no le interesan las apuestas sino solo los caballos).
Debido a su contrato de confidencialidad, OPK no puede hacer comentarios con respecto a Nokia pero la entrevista resultó muy jugosa al tratarse de una figura legendaria en la industria. Asegura que todavía le cuesta acostumbrarse a la falta de estrés diario ya que antes como Presidente y CEO de Nokia llegaba a la oficina a las 8:30 para recién volver a su casa 12 horas después y trabajar un poco más desde allí. Kallasvuo solía pasar unos 140 días del año en viajes de negocio y no tuvo vacaciones verdaderas por años: “Me enfoqué en mi trabajo y no me arrepiento”.
Obviamente, su puesto en Nokia lo convirtió en una persona rica. Por ejemplo en el 2000 ganó unos 13.6 millones de euros pero sigue viviendo con su esposa en el mismo departamento de dos pisos en el sur de Helsinki que decora con algunas obras de arte, antigüedades, montones de libros y algunos vinos. “Para mí hacerme rico fue raro, incluso con una sensación surrealista que duró por años. Yo era un hombre bastante común con un préstamo hipotecario hasta mediados de los 90″, comenta. Al mismo tiempo, reniega de todo el reconocimiento internacional que obtuvo: “Estar en el ojo público me dio un sentimiento irreal. Fue una de las cosas más desagradables como CEO, pero tenía que aceptarlo”.
A diferencia de muchos CEOs que se enojan demasiado cuando son echados o al menos decepcionados, OPK nunca criticó a Nokia y cree que si un CEO no cumple con las metas que le fueron puesta la junta de directores de la compañía debe al menos considerar la salida pensando en el interés de los accionistas: “He amado mi trabajo pero puede ser que algo en mí haya cambiado. La nostalgia que se produjo después de mi despido ha sido sustituida por el alivio. Viajes sin fin y días largos en el trabajo ya no parecen atractivos”, explica y de hecho asegura que no tomaría otro trabajo como CEO porque es “demasiado compromiso”.
OPK anda en sus manos con un prototipo del Nokia E7 que todavía no llegó a las tiendas: “me dejaron quedarme con el teléfono cuando me marché”. Y además, a diferencia de otros ejecutivos finlandeses, sigue siendo fiel a Nokia: “No creo que alguna vez me compre un iPhone”.
Visto en Celularis.
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